Para ser un buen padre, muchos piensan, es necesario saber responder a la pregunta ¿qué es lo que quieres para tu hijo?
Una simple pregunta. Y así dio comienzo la charla que tuvo lugar en El sitio de tu recreo. Joaquín Ortega lanzó la cuestión y los padres, uno por uno, fueron respondiendo:
Que esté bien cuidado, que sea buena persona, que sea capaz de tomar sus propias decisiones, que no se deje influenciar, que sea feliz, que sea un niño seguro, que esté bien alimentado, que sea autosuficiente, que esté tranquilo, equilibrado, etc.
Casi 30 opiniones en la que los padres expusieron lo que más les preocupaba en la educación de su hijo.
Pero… Y aquí viene lo difícil: ¿cómo conseguimos todo esto?
Pues bien, no existe una respuesta única. Cada familia tiene que construir su propio camino de vida, que le permita dar lo mejor a su hijo. Sin embargo, hay algunas pautas que podemos atender y que nos guiarán en el proceso de la crianza.
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Pendiente no dependiente
Una de las más importantes es dar libertad al niño. Libertad física y emocional. Para ser un buen padre tenemos que crear seres independientes. Eso no quiere decir que les dejemos hacer todo lo que quieran. Nosotros debemos estar ahí, pendientes y acompañándoles. Pero pendiente, no es dependiente. ¡Recuérdalo!
Apostemos por lo básico
Lo básico siempre es lo más importante. Hay que ser “pobres” en el mundo del niño. ¿Qué quiere decir esto? Pues que menos, es más. Y los básicos son: comer, dormir y jugar. Si esto lo tenemos cubierto, estaremos garantizando gran parte del cuidado del niño.
Cambiemos el deber por el querer
Empecemos a mirar a través de sus ojos. ¿Cómo? Mediante la observación y el acompañamiento. Viviendo las cosas en primera persona y dedicándoles tiempo. Tiempo de calidad.
Por ejemplo; seguro que, en más de una ocasión, has oído decir que es bueno leer un cuento por las noches, pero ¿hay que hacerlo para ser un buen padre? No; tan solo si queremos.
Si cambiamos el deber por el querer, entonces las cosas empezarán a fluir. Tu hijo disfrutará contigo de la actividad, sin sentir esa urgencia de terminar para comenzar con la siguiente. Ambos podréis vivir plenamente ese momento, sin prisa, ni miedo.
No proyectar
Nuestros hijos no somos nosotros. Parece algo obvio, pero conviene recordarlo. No debemos proyectar en ellos lo que a nosotros nos gustaría que fueran. Tan solo inculcar valores. Fomentar su individualidad. Y no racionalizar su comportamiento. Partimos de la base de que son niños y en ellos, solo hay bondad.
Para que aprendan, es muy importante que tus hijos te vean tal y como eres. No inventes. Ellos imitarán lo que vean como cierto. Es nuestra obligación hacer personas íntegras. Niños que van a cambiar la sociedad. En la educación activa una parte muy importante es observar al ser humano que tengo delante y estar presente.
Y hasta aquí, algunas de las líneas de trabajo que guían la actividad en El Sitio de Tu Recreo, donde el respeto al niño es el máximo valor, y la crianza consciente y el juego libre son nuestros principales pilares.
Terminamos con un proverbio chino, que recoge perfectamente el ideal de nuestra escuela:
Los niños son al comienzo como semillas, que debemos proteger, para que crezcan fuertes y luego florezcan hasta que, maduros, puedan marchar por sí mismos
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